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Un dólar por debajo de los $2.000 fue la gota que derramó la copa de los floricultores de la sabana de Bogotá, quienes frente a las dificultades evidentes del sector están migrando a otros negocios como la ganadería y la siembra de caucho.
Uno de ellos es Augusto Ávila, a quien no le sirvió la experiencia que había ganado durante años en el negocio de la floricultura para mantenerse a flote.
"Cuando se es exportador y se depende de variables económicas externas, el negocio se vuelve completamente arriesgado, y eso fue lo que pasó con las flores, pues la revaluación del peso nos empezó a generar pérdidas", dijo Ávila.
Este empresario hace más de un año se cambió al negocio de la ganadería, y aunque todavía no ha dejado del todo los cultivos de flores, sus ojos están puestos en los Llanos Orientales, en donde cuenta con varias fincas ganaderas, las cuales, según él, son más rentables por hectárea.
"Primero, las tierras en esa región del país son todavía más baratas que en la sabana de Bogotá y segundo, la mano de obra es mucho menor, pues mientras que en un cultivo se requieren 15 personas por hectárea, en la ganadería la cantidad podría reducirse a una", explicó.
Para los floricultores, mientras el Banco de la República no realice una verdadera intervención en el mercado que disminuya la revaluación del peso, el negocio quedará rezagado al punto de que se pondrá en entredicho su futuro.
Entre risas, Ávila afirma que de pensar en un nuevo negocio, se fijaría en la importación de repuestos para carro, pues "con ese dólar tan barato la clave está en traer productos del exterior".
Otro de los empresarios que migró al campo fue Fernando González, de Universal Flowers, quien también se dedica a la ganadería, a los cultivos de caucho, aguacate y café.
"O me quedaba en la floricultura y cavaba mi propio hueco, o miraba nuevas alternativas. Cuando entendí que definitivamente el negocio no volvería a ser el mismo liquidé mi empresa, y aunque trabajo bajo la misma razón social, el enfoque de la compañía cambió por completo", aseguró González, a quien el único vínculo que le quedó de las flores fue una finca, la cual tiene arrendada a otro empresario. "En el momento en el que me la devuelvan tendré que analizar el panorama y ver otras alternativas, pues por el momento no tengo pensado regresar a ese negocio".
Ayudas insuficientes
Según Camilo Rojas de Infinity Flowers, los sectores exportadores que requieren grandes cantidades de mano de obra cada día son menos rentables, y aunque el Gobierno es consciente de la situación, las medidas no han sido las más apropiadas.
"Debido a que otros sectores como la minería y petróleo han dado muy buenos resultados, el Gobierno se ha despreocupado por los floricultores, y aunque el año pasado nos ayudaron con créditos, estos no fueron suficientes y además contribuyeron al incremento de las dificultades, pues además de tener pérdidas, estábamos endeudados", dijo Rojas, quien actualmente mantiene los cultivos de flores, pero depende en gran medida de otras actividades, entre ellas la ganadería. "Tengo claro que no apostaré mi patrimonio ni el futuro de mi familia en un negocio que a grandes luces se evidencia como uno de los menos rentables en la actualidad".
El principal destino de inversión de los floricultores es Villanueva, Casanare, una región conocida por sus extensiones de tierra y por estar a cuatro horas de Bogotá.
Uno de ellos es Augusto Ávila, a quien no le sirvió la experiencia que había ganado durante años en el negocio de la floricultura para mantenerse a flote.
"Cuando se es exportador y se depende de variables económicas externas, el negocio se vuelve completamente arriesgado, y eso fue lo que pasó con las flores, pues la revaluación del peso nos empezó a generar pérdidas", dijo Ávila.
Este empresario hace más de un año se cambió al negocio de la ganadería, y aunque todavía no ha dejado del todo los cultivos de flores, sus ojos están puestos en los Llanos Orientales, en donde cuenta con varias fincas ganaderas, las cuales, según él, son más rentables por hectárea.
"Primero, las tierras en esa región del país son todavía más baratas que en la sabana de Bogotá y segundo, la mano de obra es mucho menor, pues mientras que en un cultivo se requieren 15 personas por hectárea, en la ganadería la cantidad podría reducirse a una", explicó.
Para los floricultores, mientras el Banco de la República no realice una verdadera intervención en el mercado que disminuya la revaluación del peso, el negocio quedará rezagado al punto de que se pondrá en entredicho su futuro.
Entre risas, Ávila afirma que de pensar en un nuevo negocio, se fijaría en la importación de repuestos para carro, pues "con ese dólar tan barato la clave está en traer productos del exterior".
Otro de los empresarios que migró al campo fue Fernando González, de Universal Flowers, quien también se dedica a la ganadería, a los cultivos de caucho, aguacate y café.
"O me quedaba en la floricultura y cavaba mi propio hueco, o miraba nuevas alternativas. Cuando entendí que definitivamente el negocio no volvería a ser el mismo liquidé mi empresa, y aunque trabajo bajo la misma razón social, el enfoque de la compañía cambió por completo", aseguró González, a quien el único vínculo que le quedó de las flores fue una finca, la cual tiene arrendada a otro empresario. "En el momento en el que me la devuelvan tendré que analizar el panorama y ver otras alternativas, pues por el momento no tengo pensado regresar a ese negocio".
Ayudas insuficientes
Según Camilo Rojas de Infinity Flowers, los sectores exportadores que requieren grandes cantidades de mano de obra cada día son menos rentables, y aunque el Gobierno es consciente de la situación, las medidas no han sido las más apropiadas.
"Debido a que otros sectores como la minería y petróleo han dado muy buenos resultados, el Gobierno se ha despreocupado por los floricultores, y aunque el año pasado nos ayudaron con créditos, estos no fueron suficientes y además contribuyeron al incremento de las dificultades, pues además de tener pérdidas, estábamos endeudados", dijo Rojas, quien actualmente mantiene los cultivos de flores, pero depende en gran medida de otras actividades, entre ellas la ganadería. "Tengo claro que no apostaré mi patrimonio ni el futuro de mi familia en un negocio que a grandes luces se evidencia como uno de los menos rentables en la actualidad".
El principal destino de inversión de los floricultores es Villanueva, Casanare, una región conocida por sus extensiones de tierra y por estar a cuatro horas de Bogotá.
Fuente: www.larepublica.com.co
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