El británico Jim Campbell todavía recuerda la primera vez que se tomó una taza de chocolate colombiano. Estaba desayunando en la casa de su amigo y compatriota, Simón Hasslacher, en Villa de Leyva, cuando le ofrecieron la bebida. "Quedé asombrado, no se parecía a nada de lo que uno prueba en el Reino Unido. No era tan dulce y el sabor era intenso. Ahí mismo nos dimos cuenta de que había un gran potencial de negocio entre los consumidores británicos", afirma.
A Simón Hasslacher, quien desde hace un lustro vive en Bogotá y está casado con una colombiana, también le sonó la idea. "El chocolate de este país es de lejos mucho mejor que el que uno prueba en Inglaterra", dice. Así que un año decidieron crear Ozindas Ltd., en honor a Dominico Ozinda, la primera persona que introdujo el chocolate en el Reino Unido en 1654.
Luego se pusieron en contacto con Casa Luker, la empresa que produce 1.000 toneladas del chocolate amargo tradicional al mes, casi todas destinadas al consumo doméstico colombiano. "Al comienzo estaban escépticos, pero cuando se dieron cuenta de que ya habíamos llegado a un acuerdo con Mark & Spencers, uno de los más prestigiosos detallistas en el Reino Unido, comprendieron que el negocio era en serio y que este producto podía despegar en el mercado europeo", asegura Campbell.
El chocolate que venden está hecho del cacao más fino del mundo, denominado Fino de Aroma, una clasificación realizada por la Organización Internacional del Cacao. Sólo el 7% del cacao producido en el planeta es Fino de Aroma y el 70% de él proviene de Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
"Estamos produciendo exactamente el mismo chocolate que se vende en Colombia bajo la marca Luker, pero en el Reino Unido bajo la marca Hasslacher's", explica Campbell.
El mercado de chocolate en el Reino Unido está valorado en 35 millones de libras y tiene un crecimiento del 6% anual. "Intentamos darle una sacudida y una lección al mercado inglés sobre cómo vender chocolate caliente de Suramérica, el cual ya es una institución en Colombia, y es consumido por todos", agrega Campbell, quien también considera que en ese mercado "hay grandes compañías vendiendo sobres de chocolate con muchos aditivos y químicos que, simplemente, no deberían tener".
La estrategia de Campbell y Hasslacher fue lanzada en febrero, en Cornwall, al suroccidente de Inglaterra, por el proyecto Edén, un complejo medioambiental de 50 hectáreas inspirado en la naturaleza y el desarrollo sostenible. En sólo una semana vendieron 700 tabletas del producto. "Ha sido la venta más rápida en los diez años de existencia del proyecto", afirma Campbell.
Actualmente lo venden en la tienda del proyecto Edén, a cinco libras el paquete, es decir, a unos $15.000 al cambio, y en otros mercados independientes. Además, desde el 1º de junio su producto está disponible en la cadena Marks & Spencers. Dentro de un año esperan traer un contenedor de cuarenta pies cada dos meses y que, además, puedan distribuir en toda Europa. "Casa Luker tiene una sede en Bélgica, entonces posiblemente empecemos por ese país", asegura Hasslacher.
La panela
Paralelamente al chocolate, estos dos ingleses se dieron cuenta de que otro producto tenía un gran potencial en el mercado británico: la panela. Por eso trabajan con una fábrica de helados orgánicos británicos llamada Roskilly's y ofrecen cuatro sabores de helados, endulzados con panela. "En este momento, para un inglés lo más exótico es el azúcar morena. Por esta razón vamos a dar una conferencia este verano en el proyecto Edén, para explicar qué es la panela y cuáles son sus múltiples ventajas", dice Hasslacher.
El embajador de Colombia en el Reino Unido, Mauricio Rodríguez, afirma que vio por casualidad a esta empresa. "Caminando por la calle, en un mercado en Londres, vi el chocolate y me llamó mucho la atención, porque son productos orgánicos, que protegen el medioambiente y están en el marco de un comercio justo, así que me contacté con ellos y decidí apoyarlos", afirma. Inclusive estuvo en el proyecto Edén explicando lo importante que es para los colombianos la panela. "Si hay un producto realmente colombiano es este. Nuestros grandes ciclistas lo consumen. Cuando tenemos gripa siempre lo tomamos, así que esperemos que los ingleses se animen y cambien el té de las cuatro de la tarde por la aguapanela de las seis y se convierta en un producto internacional", asegura Rodríguez.
Pero no todo es color de rosa. Hasslacher afirma que existen diferencias culturales y se queja de que algunos colombianos hagan promesas y luego no las cumplan: "Mucha gente dice que te va ayudar, pero luego no lo hace, y eso me molesta. Creo que no entienden el potencial que tiene este negocio. El mercado inglés sigue siendo uno de los más grandes del mundo".
Su próximo proyecto es llevar artesanías colombianas al Reino Unido. Emprendedores de verdad.
Requisas: el problema de exportar desde Colombia
Uno de los mayores inconvenientes para la exportación, en el caso de la panela, es que dicha industria está muy fragmentada en Colombia, situación que implica desafíos importantes a la hora de reunir los pedidos que se requieren para satisfacer la demanda inglesa, explica Simón Hasslacher.
Además, la logística es complicada —agrega su socio, Jim Campbell— y tristemente no es tan fácil exportar desde Colombia debido a la mala imagen que el país tiene como consecuencia del narcotráfico, situación que, en el caso de su negocio, hace que un porcentaje de la carga siempre termine arruinado por las requisas de la Policía.