Por: Rafael Mejía López *
El fenómeno de El Niño pronosticado para 2015 podría afectar la producción y los ingresos del sector.
El año 2015 será de bajo crecimiento en la actividad productiva agropecuaria, proyectado por la SAC entre 2,5% y 3,0%, cifra que resulta inferior a la estimada para 2014 (entre 3% y 3,5%).
Esta perspectiva de menor crecimiento se apoya, en primer lugar, en la baja rentabilidad que afecta a la mayoría de actividades agropecuarias, como consecuencia de la caída en los precios, los elevados costos de producción y la falta de provisión de bienes públicos para el sector. En segundo lugar, en la incertidumbre respecto a la continuación de los bajos precios internacionales para algunos productos agropecuarios, debido al aumento en la oferta y al débil crecimiento de la economía mundial.
Se debe también a la menor dinámica de la actividad cafetera, que contribuyó de manera significativa con el crecimiento del sector en 2013 y 2014. Finalmente, en la percepción de condiciones climáticas desfavorables, pues desde hace varios meses se viene anunciando la ocurrencia del fenómeno de El Niño a principios de 2015.
A todo lo anterior se suma la incertidumbre jurídica en torno a la propiedad de la tierra, generada por las equivocadas interpretaciones de la ley 160 de 1994, situación que se ha constituido en un factor que limita y seguirá limitando la inversión privada en el sector. No menos preocupantes son los resultados de la reciente reforma tributaria, en la medida en que aumentó la carga tributaria de las empresas, desestimulando la inversión.
De otro lado, y a pesar de esta difícil situación, se observan algunos factores que podrían influir de manera positiva en el desempeño del sector: la devaluación del peso frente al dólar, la expectativa de crecimiento de la economía norteamericana, principal destino de las exportaciones de productos agropecuarios y agroindustriales, y la aparente posibilidad de que las condiciones de entorno macroeconómico a nivel nacional continúen sin mayores cambios. En sentido contrario a los efectos negativos que ha tenido sobre las finanzas públicas, es posible que la caída en el precio del petróleo contribuya positivamente a reducir los costos de producción, específicamente en materia de precios de fertilizantes. El balance final de este impacto también dependerá de la reducción efectiva en los precios de los combustibles regulados, así como de los precios de los insumos importados, que crecerían con la tasa de cambio.
La devaluación del peso frente al dólar contribuirá a encarecer las importaciones, favoreciendo de forma directa la producción nacional, además de mejorar la competitividad de exportaciones agropecuarias.
En relación con la percepción de los productores agropecuarios, la última Encuesta de Opinión Empresarial Agropecuaria (EOEA) reporta que el balance de respuestas buenas y malas sobre su situación económica es positivo en flores, avicultura y porcicultura, mientras que se registra un equilibrio entre los productores de café y relativo en banano. En los demás rubros productivos persiste o se intensifica el balance de situación económica negativa. Un crecimiento de la producción física se reporta únicamente en la floricultura y en la avicultura, y de estabilidad en porcicultura.
La percepción negativa en la mayoría de rubros está relacionada con disminuciones sustanciales en el porcentaje de productores que reportaron haber realizado inversiones en el tercer trimestre, siendo esta disminución más marcada en los rubros agrícolas que en los pecuarios. Esto no permite ser optimistas sobre la sostenibilidad del crecimiento agropecuario en 2015.
El crédito orientado por Finagro, que se constituye en un indicador de las inversiones en el sector, confirma el desánimo de los productores. Si bien crece a una tasa de 22% anual para el período enero-noviembre de 2014, este indicador registra una preocupante caída en las colocaciones para inversión en actividades productivas. El 79% de las colocaciones para capital de trabajo se orientó a los rubros de comercialización y servicio de apoyo, líneas que crecieron a tasas de 55% y 9%, respectivamente, mientras que las aprobaciones para la siembra de cultivos de ciclo corto y de sostenimiento para ciclo largo cayeron en 17% y 23%, respectivamente.
También se reportó una caída del 1% en créditos para inversión, con descensos de 19,5% en la línea para siembra de cultivos de ciclo largo y 17% para compra de animales. El crecimiento del 364% en los créditos para normalización de cartera confirma las dificultades que han enfrentado los productores por la caída de sus ingresos.
* Presidente de la Sociedad Colombiana de Agricultores
El año 2015 será de bajo crecimiento en la actividad productiva agropecuaria, proyectado por la SAC entre 2,5% y 3,0%, cifra que resulta inferior a la estimada para 2014 (entre 3% y 3,5%).
Esta perspectiva de menor crecimiento se apoya, en primer lugar, en la baja rentabilidad que afecta a la mayoría de actividades agropecuarias, como consecuencia de la caída en los precios, los elevados costos de producción y la falta de provisión de bienes públicos para el sector. En segundo lugar, en la incertidumbre respecto a la continuación de los bajos precios internacionales para algunos productos agropecuarios, debido al aumento en la oferta y al débil crecimiento de la economía mundial.
Se debe también a la menor dinámica de la actividad cafetera, que contribuyó de manera significativa con el crecimiento del sector en 2013 y 2014. Finalmente, en la percepción de condiciones climáticas desfavorables, pues desde hace varios meses se viene anunciando la ocurrencia del fenómeno de El Niño a principios de 2015.
A todo lo anterior se suma la incertidumbre jurídica en torno a la propiedad de la tierra, generada por las equivocadas interpretaciones de la ley 160 de 1994, situación que se ha constituido en un factor que limita y seguirá limitando la inversión privada en el sector. No menos preocupantes son los resultados de la reciente reforma tributaria, en la medida en que aumentó la carga tributaria de las empresas, desestimulando la inversión.
De otro lado, y a pesar de esta difícil situación, se observan algunos factores que podrían influir de manera positiva en el desempeño del sector: la devaluación del peso frente al dólar, la expectativa de crecimiento de la economía norteamericana, principal destino de las exportaciones de productos agropecuarios y agroindustriales, y la aparente posibilidad de que las condiciones de entorno macroeconómico a nivel nacional continúen sin mayores cambios. En sentido contrario a los efectos negativos que ha tenido sobre las finanzas públicas, es posible que la caída en el precio del petróleo contribuya positivamente a reducir los costos de producción, específicamente en materia de precios de fertilizantes. El balance final de este impacto también dependerá de la reducción efectiva en los precios de los combustibles regulados, así como de los precios de los insumos importados, que crecerían con la tasa de cambio.
La devaluación del peso frente al dólar contribuirá a encarecer las importaciones, favoreciendo de forma directa la producción nacional, además de mejorar la competitividad de exportaciones agropecuarias.
En relación con la percepción de los productores agropecuarios, la última Encuesta de Opinión Empresarial Agropecuaria (EOEA) reporta que el balance de respuestas buenas y malas sobre su situación económica es positivo en flores, avicultura y porcicultura, mientras que se registra un equilibrio entre los productores de café y relativo en banano. En los demás rubros productivos persiste o se intensifica el balance de situación económica negativa. Un crecimiento de la producción física se reporta únicamente en la floricultura y en la avicultura, y de estabilidad en porcicultura.
La percepción negativa en la mayoría de rubros está relacionada con disminuciones sustanciales en el porcentaje de productores que reportaron haber realizado inversiones en el tercer trimestre, siendo esta disminución más marcada en los rubros agrícolas que en los pecuarios. Esto no permite ser optimistas sobre la sostenibilidad del crecimiento agropecuario en 2015.
El crédito orientado por Finagro, que se constituye en un indicador de las inversiones en el sector, confirma el desánimo de los productores. Si bien crece a una tasa de 22% anual para el período enero-noviembre de 2014, este indicador registra una preocupante caída en las colocaciones para inversión en actividades productivas. El 79% de las colocaciones para capital de trabajo se orientó a los rubros de comercialización y servicio de apoyo, líneas que crecieron a tasas de 55% y 9%, respectivamente, mientras que las aprobaciones para la siembra de cultivos de ciclo corto y de sostenimiento para ciclo largo cayeron en 17% y 23%, respectivamente.
También se reportó una caída del 1% en créditos para inversión, con descensos de 19,5% en la línea para siembra de cultivos de ciclo largo y 17% para compra de animales. El crecimiento del 364% en los créditos para normalización de cartera confirma las dificultades que han enfrentado los productores por la caída de sus ingresos.
* Presidente de la Sociedad Colombiana de Agricultores
Fuente: http://bit.ly/1AzYFmt