domingo, 6 de diciembre de 2009


Esta semana arrancó el proyecto de biocombustibles, que demandó una inversión de US$20 millones

Desde el pasado martes primero de diciembre Colombia entró de lleno en la producción de etanol a partir de la yuca amarga.

Así, un empresario del sector de la exploración petrolero, Frank Kanayet (quien está mandando a la jubilación a las brocas de perforación), encontró cómo el suelo del país puede seguir generando riqueza, esta vez, sembrándola.

Precisamente, para la siembra de esta materia prima, contó con la ayuda del banco de germoplasma de yuca del Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat), que evaluó para este propósito cerca de 1.500 variedades y clones y obtuvo tres por cruzamiento convencional, las variedades Cantaclaro Uno, Dos y Tres.

Ahora, las tres variedades escogidas están sembradas en 1.200 hectáreas, que producen tubérculos y son cosechados y procesados hasta quedar convertidas en etanol, el mismo que producen los ingenios azucareros del país y que hoy hace parte de la mezcla con gasolina para consumo interno.

Vale la pena destacar que la yuca utilizada no es comida para los humanos, ni siquiera para los animales, pues su alto contenido de ácido cianúrico la hace peligrosa para el consumo humano; tampoco se están desplazando tierras donde antes se sembraban alimentos, pues verificando in situ, son de escasa fertilidad y arenosos.

Acerca de su proyecto, Kanayet es lo suficientemente optimista como para que no se detenga y que, por el contrario, sirva de 'modelo de armar' para otras zonas del país, pues, dijo a EL TIEMPO que no ve con preocupación que las variedades descubiertas por el Ciat y financiadas, en parte por él, sean sembradas para beneficiar proyectos similares en otras zonas potenciales productoras de biocombustibles.

El empresario destacó que los recursos para poner en marcha su proyecto Cantaclaro, no sólo salieron de su bolsillo, sino que logró créditos con el sector financiero y destacó -jocosamente- que no fue beneficiario del programa AIS, de lo contrario, estaría metido en problemas.

En la cuentas del empresario, se generarán de 150 empleos directos en la zona, pero en el mediano plazo beneficiará a más de 400 familias de reinsertados y desplazados.

El grupo de este empresario comprende ocho empresas dedicadas a la prestación de servicios al sector petrolero, como perforación, ingeniería, obras civiles, alojamiento y alimentación y comercio internacional, entre otros.

Inversiones hechas en el proyecto

Estas son algunas de las cuentas dadas a conocer por el proyecto, que será inaugurado, oficialmente, el martes 22 de diciembre:

  • US$9,5 millones: elaboración y adjudicación de ingenierías, contratación de las obras civiles y eléctricas para la construcción y montaje de la planta.
  • US$6 millones: compra de los equipos complementarios.
  • US$2,5 millones: inversión tecnológica MDT, Italia. 
  • US$500.000. investigación agrícola.
  • US$80.000: elaboración del estudio de impacto ambiental (autoridad ambiental Cormacarena).

Además, los técnicos del proyecto destacaron algunos beneficios medioambientales, como la reducción del efecto invernadero, de los contaminantes de la gasolina. También contribuye a la autosuficiencia energética, genera empleo y aumenta la productividad del sector agrícola, genera polos de desarrollo regional y contribuye a la sustitución de cultivos ilícitos.

JUAN CARLOS DOMÍNGUEZ / REDACCIÓN DE ECONOMÍA Y NEGOCIOS / PUERTO LÓPEZ (META)


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http://midiarioagropecuario.blogspot.com/

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