De esto están encargados los grupos de biotecnología vegetal de la Universidad Nacional, sedes Bogotá y Medellín, la Corporación para Investigaciones Biológicas (CIB) y un grupo de profesionales de Corpoíca, del Centro Internacional de la Papa (CIP) y de Fedepapa. Además la iniciativa cuenta con una financiación de 1.900 millones de pesos del Ministerio de Agricultura y un aporte de la Secretaría de Agricultura de Antioquia en la construcción de un invernadero de bioseguridad. Así, con la modificación genética de la papa, se espera solucionar un problema que ha generado tanto o más controversia que los transgénicos mismos: el uso indiscriminado de plaguicidas, que han ocasionado resistencia de la plaga a estos insumos, la destrucción de sus enemigos naturales y la presencia de residuos químicos...