lunes, 20 de septiembre de 2010


Evocaciones de un viejo matarife a puertas del cierre de mataderos en Atlántico

El viejo Tomás es un matarife desde hace 56 años. Afirma que manteniene muy limpio su negocio.


El Gobierno busca reglamentar este tradicional negocio para que el sacrificio de animales se haga bajo el cumplimiento de normas mínimas de higiene ni controles sanitarios.

A las 11 de la mañana, en la puerta de la casa del viejo Tomás Escamilla ondea una bandera roja, colgada en un árbol de matarratón, que anuncia a los habitantes de Campo de la Cruz que todavía hay carne.

El expendio de Tomás, ubicado en el centro del pueblo, mantiene a la vista un trozo de carne colgado de un gancho. Es de una res sacrificada en el patio de una casa escondida. El hombre, de 75 años, es uno de los últimos matarifes que sobreviven en Campo de la Cruz. Esta población vive en carne propia el desplome de un negocio tradicional, que mantiene en el sacrificio de ganado domiciliario, algo más que un hábito de generaciones pasadas.

Hoy, el Gobierno busca ponerle 'tatequieto' a este negocio, pues, según un estudio de la Gobernación del Atlántico, de las 1.000 cabezas de ganado que a diario se sacrifican, el 65 por ciento se hace de forma ilegal, es decir, en fincas, potreros y hasta patios de casas, sin el cumplimiento de normas mínimas de higiene ni controles sanitarios.

Así lo reconoce Tomás, que con 56 años de experiencia en el oficio, confiesa que, como el matadero del pueblo lo sellaron, le tocó buscar un lugar donde hacer los sacrificios.

Mataderos regionales

De los 22 mataderos del departamento, 16 fueron sellados, y sólo 6 tienen condiciones higiénicas para operar.

El alcalde de Sabanalarga, Carlos Roca, aseguró que la infraestructura de la mayoría de las plantas de sacrificio animal de los municipios se encuentra deteriorada.

Pero el problema no es sólo en los pueblos: en Barranquilla, no es raro encontrarse con ventas de carne informal.

El problema es tan visible, que ya las autoridades del Atlántico comenzaron a concertar salidas a la problemática.

La Secretaría de Desarrollo Económico propone el funcionamiento de mataderos regionales. Para ello estarían listas las plantas de sacrificio que reúnen las condiciones: Frigobcol, de Malambo; Agropecuaria Santa Cruz, de Malambo; Matadero Moderno, de Soledad; Agropecuaria Jaicar, de Sabanalarga; el de Repelón y Camagüey, de Galapa. En los municipios se construirían expendios, que serían surtidos por estas plantas.

"La capacidad que tenemos ahora instalada nos garantiza para por lo menos 15 años más sin necesidad de instalar nuevos mataderos en el Atlántico", explicó el secretario de Desarrollo, Luis Humberto Martínez.

"Se puede llegar, a través de cuartos fríos, a tener unos mataderos regionales para atender la demanda. Con ello mejoramos la salubridad y la alimentación de la gente", dijo el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano.

La buena noticia para Tomás y los matarifes del departamento es que ellos se capacitarán para manejar estos expendios, cuya inversión va entre 150 millones, para los pequeños, y 350 millones de pesos, para los más grandes.

"Este es un buen negocio, deja para uno medio vivir, pero hay un detallito jodido: aquí, en este pueblo, es puro fiao", dice el viejo matarife, en medio de las risas, mientras afila su cuchillo.


Fuente: El Tiempo


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