miércoles, 22 de septiembre de 2010


Un sembrado de maíz transgénico

PARA AGRICULTORES DE Córdoba, el ahorro con maíz modificado genéticamente es significativo en químicos y mano de obra. Son más de 4.000 hectáreas en esa región.

Un sembrado de maíz transgénico

La expectativa por encontrar un sembrado diferente se diluye al llegar a la finca La Zorra en esa vereda en Cereté, Córdoba. Son decenas de hectáreas sembradas en maíz transgénico amarillo, pero no hay diferencia alguna.

Faltan de dos a tres semanas para que la cosecha sea recolectada y los cultivadores están satisfechos.

En el sector son 167 hectáreas, un 15 por ciento de maíz tradicional, que actúa como refugio, para que los lepidópteros no desarrollen resistencia.

El maíz que se siembra allí es resistente al ataque del barrenador del tallo y facilita el control de malezas.

"Se reduce en un 50 por ciento la aplicación de químicos", comenta Álvaro Arián, cultivador. Él se ahorra dos aplicaciones.

Plinio Puche, otro productor que usa semillas transgénicas, comenta que el costo por la mano de obra, por lo tanto, se reduce en un 20 a 30 por ciento.

Y entrega un dato: en 2003 se aplicaron 35 toneladas menos de químicos en la zona. "Me ahorro un 30 por ciento en aplicaciones", expresa Miguel Antonio Martínez.

En Córdoba crece el uso del maíz transgénico. Aunque también se siembra algodón, la primera experiencia no fue positiva y los agricultores lo atribuyen a la semilla inadecuada. Pero a él también la apuestan.

En 2009, dice un informe de Agro-Bio, una organización sin ánimo de lucro dedicada a difundir los productos transgénicos, se sembraron en el país 16.793 hectáreas de maíz genéticamente modificado. De ellas, 4.042 en Córdoba.

En el mundo fueron 134 millones de hectáreas sembradas por 14 millones de agricultores en 25 países.

El maíz resistente a los lepidópteros es el más usado por los productores nacionales, con 12.320 hectáreas.

El de los cultivadores de Córdoba siempre tiene compradores. Va a las trilladoras de la región.

En Colombia se ha aprobado cinco cultivos genéticamente modificados: clavel azul, algodón, maíz, rosa azul y hace poco el de soya, revela María Andrea Uscátegui, directora ejecutiva de Agro-Bio.

Los cultivadores consultados están convencidos de los beneficios del maíz transgénico. El costo inicial, según Puche, es un poco más alto, por el valor de la semilla, un 25 por ciento más cara. Pero eso se recupera con una menor mano de obra y menos aplicaciones de químicos.

Tampoco existe mayor diferencia en el rendimiento por hectárea, aunque esta vez, expresa Arián, estuvo un poco por encima. Lo tradicional en la zona han sido 4,5 toneladas de maíz por hectárea.

El porcentaje de área sembrada con semilla de maíz modificado varía de un predio a otro, del 70 al 30, 80-20 u 85-15, para citar ejemplos.

Una de las características de estos cultivos es que no se puede usar como semilla parte de la producción, porque pierde efectividad contra los organismos para cuyo control se modificó.

Pero, dicen, sí paga. 

*Invitado por Agro-Bio

» Contexto

Diferencias y semejanzas en el manejo

En el manejo de maíz tradicional y el transgénico, hay algunas diferencias.

Distancia de siembra: en ambos, 7 semillas por metro y 80 cms. entre surcos.

Abonada: similar.

Control de maleza: inicial en ambos.

Valor semilla: 275.000 pesos el convencional, 300.000 el modificado. Aproximados.

Germinación: a los 5 días.

10 días: aplicación para control de spodóptera (cada aplicación cuesta de 40.000 a 50.000 pesos. El modificado no se requiere si la semilla protege contra esto.

Segundo control de malezas: en el tradicional, en el transgénico no es necesario.

Otras aplicaciones: de 3 a 4 en el convencional, no se necesita en el modificado.




Fuente: El Colombiano

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