jueves, 11 de mayo de 2017


Un proyecto que puede mejorarse

En reciente censo agropecuario, quedó en evidencia el rezago tecnológico y científico del sector. Solo el 10 por ciento de los productores cuentan con asistencia técnica, y menos del 20 por ciento usa maquinaria o riego. Esta cifra justifica el proyecto de ley que el Gobierno presentó para crear el Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria (Snia), el cual integrará asistencia técnica, extensión, formación y gestión del conocimiento. Es un gran paso, pero la iniciativa aún admite ajustes para mejorarla.

La posibilidad de transformar el sector agropecuario para que se convierta en motor de desarrollo social y sostenible, es real. La liberación de una enorme cantidad de tierra del conflicto armado y la inversión que se realizará en esas regiones, hay que convertirla en una gran oportunidad. El propósito del Snia es modernizar el quehacer científico y técnico del sector, e integrar y conectar sus componentes, de manera que donde haya crédito, se ofrezca asistencia técnica, capacitación e investigación.

Ahora, un análisis del proyecto permite sugerir ajustes positivos. Por ejemplo, incluir a los productores como agentes activos y gestores en los órganos directivos del Sistema, que en el texto original fueron excluidos. El Estado promueve la participación del sector privado en la dirección de la ciencia y la tecnología, pero excluye a representantes de los productores y del sector privado en el Consejo Superior del Sistema. Los casos relevantes de innovación agropecuaria tienen como agentes activos a los productores, que si bien son beneficiarios, también tienen un rol importante que desempeñar como gestores.

La intervención de los gremios para definir las innovaciones requeridas y el aporte financiero, complementario al del Estado mediante fondos parafiscales, es clave en la gestación y difusión de las innovaciones. Las experiencias internacionales muestran algo semejante; en Perú el sector agropecuario tuvo grandes innovaciones gracias a la gestión de los empresarios y los gremios.

Otros componentes que deben incorporarse al proyecto es el de la infraestructura público-privada: vías, riego, frío, acopio, transporte, almacenamiento, procesamiento y sistemas para mejorar la sanidad e inocuidad, así como la representación en los órganos de gobierno del Sistema de Ciencia y Tecnología. También habría que definir las líneas estratégicas del sector para la próxima década, contempladas ya en el Plan Estratégico (Pectia), que se entregó en septiembre pasado. Otras recomendaciones incluyen abordar el desafío del cambio climático, el desarrollo institucional rural en el posconflicto, el envejecimiento de la población rural, la preservación de la biodiversidad, la sostenibilidad ambiental y la enorme variabilidad de la productividad agropecuaria. Son temas urgentes compartidos por el sector agropecuario.

La transferencia de tecnología, paso necesario entre la innovación y la adopción, también requiere ajustes en el proyecto, al igual que se debe refinar la interacción público-privada, que está minimizada, y es necesaria desde la identificación, la ejecución y evaluación de los proyectos y desarrollos, contemplando mecanismos para fortalecer la inversión en innovación y transferencia.

La creación del Sistema significará un gran avance para la modernización agropecuaria del país, es un gran paso que ha dado el Ministerio de Agricultura, y, por esta misma razón, debe perfeccionarse para involucrar en su aplicación y desarrollo a todas las partes.

Fuente: http://bit.ly/2q7wFZn

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