miércoles, 10 de octubre de 2018


Retos del financiamiento rural

El sector agropecuario colombiano tiene un alto potencial para contribuir en el desarrollo económico y social del país. El crecimiento que se origina en la agricultura es 2,7 veces más efectivo para reducir la pobreza que otro tipo de crecimiento (World Bank 2007). Así mismo, las inversiones rurales tienen un efecto multiplicador importante en el resto de la economía (IFAD, 2010), lo cual ratifica la importancia del sector en el desarrollo económico del país.

En este sentido, una política efectiva de financiamiento agropecuario y rural es fundamental para promover la dinámica de crecimiento del sector y apalancar la reducción de la pobreza rural. Hoy, el 36% de los habitantes rurales presentan pobreza por ingreso frente al 26,9% de las zonas urbanas.

Si bien, el Sistema de Financiamiento Agropecuario ha beneficiado en los últimos cinco años a cerca de un millón cuatrocientos mil productores, el 81% pequeños productores; todavía hay un gran espacio crecer en la medida que el indicador de profundización financiera (cartera/PIB) es 34% cuando se incluye toda la cartera del Sistema Agropecuario y del 15% cuando se mide con la cartera de redescuento, mientras que el indicador de todo el sistema financiero colombiano es del 42%. Para Asobancaria, el nivel de profundización financiera que maximiza el crecimiento económico de Colombia es del orden del 58%.

Desde el punto de vista del indicador de acceso ( beneficiarios de crédito Finagro sobre productores agropecuarios) este indicador medido con la Gran Encuesta Integrada de Hogares-GEIH del DANE como con la información del Censo Agropecuario 2014) ha crecido 5 puntos porcentuales en los últimos cuatro años, con la GEIH pasa del 37% en el 2013 al 42% en el 2017 o con los datos del Censo, pasa del 25% en 2013 a 30% en el 2017. Con cualquiera de las dos mediciones, hay un gran espacio para ampliar el financiamiento a un mayor número de productores agropecuarios.

Es cierto que hay factores, tanto del lado de la oferta como de la demanda de crédito agropecuario y rural, que limitan la profundización financiera en el campo. Resolver estos factores son el eje para la construcción de la política de financiamiento agropecuario y rural.

Desde el punto de la oferta de crédito, la percepción de los intermediarios financieros sobre el alto riesgo de crédito que tienen los pequeños productores debido a la falta de información sobre la actividad productiva, su alta vulnerabilidad a los choques climáticos, la carencia de garantías idóneas y la inestabilidad de sus flujos de ingreso, los altos costos de transacción para montos bajos y geográficamente dispersos, bajo nivel de asociatividad, así como la percepción que el límite a las tasas de fomento limita la colocación de crédito en la medida que el margen de intermediación es reducido. 

Desde el punto de vista de la demanda, también la falta de información principalmente de los costos de producción, precios y mercados; bajos niveles de acceso a asistencia técnica que garantice niveles adecuados de productividad; baja capacidad de estructuración de proyectos rentables, baja disponibilidad de infraestructura y maquinaria moderna; alta vulnerabilidad a los choques externos que le generan un alto grado de incertidumbre a la actividad productiva; altos costos de desplazamiento hasta las oficinas para gestionar los créditos, son entre otros factores los que limitan el acceso al financiamiento de los pequeños productores.

Con base en el diagnóstico anterior, el Sistema Nacional de Crédito Agropecuario que administra Finagro, tiene varios frentes para gestionar y avanzar para lograr una mayor profundización financiera en el campo. En esta dirección, hay cinco frentes en los que Finagro debe focalizar su accionar:

1. Desarrollar productos y servicios financieros que promuevan el mejoramiento de la productividad en el campo y el uso sostenible de los recursos, con foco estratégico en los pequeños y medianos productores y en los primeros eslabones de la cadena productiva agropecuaria donde persisten las fallas de mercado y se presentan las mayores barreras de acceso al crédito agropecuario y rural. 

2. Profundizar en el uso de la tecnología y de los sistemas de información para reducir la asimetría de información que facilite las decisiones de inversión y de análisis de riesgo crediticio, lo cual requiere avanzar significativamente en:
a.El desarrollo de los sistemas de información como Sigra y Geoagro, que contribuyen a brindar instrumentos para realizar una mejor gestión del riesgo agropecuario.
b.La ampliación de los marcos de referencia agroeconómicos que son un instrumento vital para conocer los costos, precios y márgenes de los productos agropecuarios a nivel regional, instrumento vital para determinar niveles de inversión por actividad, para el análisis de crédito y de seguros. 
c.El desarrollo e implementación de la plataforma de Oferta y Demanda de Crédito Agropecuario para acercar a los productores con los intermediarios financieros que facilite el acceso al crédito de manera oportuna y a menores costos transaccionales.

3. Profundización e implementación de un modelo de aseguramiento agropecuario y rural con instrumentos de seguros que faciliten el desarrollo sostenible de la actividad productiva agropecuaria y rural. Hoy opera el seguro comercial y se desarrollan nuevos productos como el seguro de ingreso, colectivo y catastrófico. Este proceso requiere para implementarlos y ampliar su cobertura un impulso importante del Presupuesto Nacional. 

4. Repensar el sistema actual de garantías (FAG) e implementar las garantías mobiliarias, de tal forma que sean un instrumento efectivo para la inclusión financiera rural.

5. Mejoramiento de la infraestructura financiera y profundización de la estrategia comercial a nivel regional orientada a mejorar los procesos de redescuento, ampliación de canales y mayor interacción con los productores, gremios, cooperativas e intermediarios financieros a nivel regional. 

En conclusión, los retos del Sistema Nacional de Crédito Agropecuario y Rural son significativos para lograr impactar de manera positiva y durable en el desarrollo económico y social del sector agropecuario colombiano.

Fuente: https://bit.ly/2A3Msgd

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