Los estragos del invierno ponen en evidencia que el colombiano no posee una cultura para suscribir pólizas de seguros que restituyan su inversión,
el rendimiento medio esperado o ajusten el daño causado, a cambio del pago de una prima que lo cubra de un siniestro definido de manera preventiva. De hecho, en 2008 las primas de seguros generales, pagadas en el país, representaron el 2,3% del Producto Interno Bruto nacional, dos puntos por debajo del promedio de Latinoamérica.
Mediante las Leyes 69 y 101 de 1993, Colombia creó el seguro agropecuario con subsidio estatal, para amparar a los productores en sus costos de inversión contra eventos climáticos, como exceso o déficit de lluvia, vientos fuertes, inundaciones, heladas, deslizamientos y granizo. Existe el producto y el incentivo pero no se compra. Las primas pagadas por seguro agrícola en 2007 apenas alcanzaron en el país una relación de US$2 por cada cien mil del PIB nacional. Respectivamente, el mundo en promedio invirtió US$15, es decir cerca de ocho veces más (Swiss Re Research & Consulting, Fasecolda).
Para 2010, la Comisión Nacional de Crédito Agropecuario asignó 20 mil millones de pesos al Fondo Nacional para Riesgos Agropecuarios -que cubre los subsidios a las primas, con cargo al Presupuesto de la Nación-, bajo el Plan Anual de Seguros establecido por riesgo climático, tipo de cultivo, valor máximo a asegurar por hectárea y total de área cubierta, que fija el Ministerio según información de las compañías aseguradoras, garantes del proceso productivo responsable. En la actualidad el Gobierno Nacional establece un subsidio sobre la prima neta de la póliza suscrita por el productor para la adquisición de un seguro agrícola. El subsidio base de la prima es del 30% y aumenta hasta 60% si la contratación del seguro se efectúa de manera colectiva.
Cubre cultivos de ciclo corto, mediano y tardío rendimiento, forestales, otros con costos superiores a 40 millones de pesos o catastróficos. Es de resaltar que el programa se ha dinamizado desde 2007, año en el cual se aseguraron 28.598 hectáreas con un subsidio de 5.348 millones de pesos. Durante 2010, se lograron asegurar cerca de 45 mil hectáreas y se suscribieron algo más de 10 mil pólizas. Si bien el resultado es satisfactorio, no es suficiente, toda vez que sólo el 1% de la proyección de hectáreas sembradas se aseguró y el 47% de los recursos disponibles en el programa fueron utilizados. Argentina vivió la Ley de Emergencia Agropecuaria por el fenómeno de "El Niño" e impulsó la mayor incorporación de insumos, tecnología y capital, lo cual incentivó el pago de primas de seguros agro hasta de US$50 por cada cien mil del PIB (2007). México, Chile, Perú, India y países de Centro América también han podido desarrollar la penetración del seguro en el sector.
Colombia proyecta impulsar el desarrollo vía la locomotora agropecuaria, bajo una dura experiencia por la ola invernal, que puede motivar un cambio de cultura. El gobierno, en su plan expansivo, aumentó para 2011 a $34 mil millones el aporte presupuestal para subsidios a las primas, pero es necesaria una agresiva campaña regional para generar realmente el hábito hacia el seguro de cosecha. Una propuesta es ampliar por ley las pólizas de seguros hacia el área ganadera y pesquera y crear el microseguro como política social hacia el pequeño productor. Como dice el proverbio chino: "abundantes beneficios esperan a quienes descubren el secreto de encontrar la oportunidad en la crisis".
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