jueves, 13 de septiembre de 2018


'Mercado de los seguros agropecuarios tiene espacio para crecer'


a avalancha que arrasó a Mocoa hace más de un año, puso en evidencia la necesidad de tener una política pública seria de prevención de riesgos. Esta tragedia, en palabras del académico Mauricio Villegas, "tiene mucho que ver con una falta de previsión originada en una falta de conocimiento".

Hoy se sabe que la recuperación de la ciudad asciende a $1,2 billones, y que este costo es considerablemente mayor al costo de haber planificado.

En un Estado previsivo, los seguros constituyen una herramienta importante para mitigar las consecuencias de diferentes riesgos, incluidos los efectos adversos de la naturaleza.

(Lea: Por qué Colombia necesita seguros agropecuarios)

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Los seguros agropecuarios en particular, protegen bienes, animales y cultivos contra sequías, inundaciones, plagas y fenómenos climáticos, entre otras amenazas
Colombia ya cuenta con una Política Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, y viene trabajando para que el sector rural pueda enfrentarse a sus afectaciones particulares. En este propósito, en junio de este año, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) publicó una estrategia como base de lo que será la política pública de gestión integral de riesgos agropecuarios. En el camino para diseñar e implementar esta política y fortalecer los programas de aseguramiento, el Estado colombiano ha recibido acompañamiento de diferentes instituciones, entre ellas, el CAF (Banco de Desarrollo de América Latina). 

(Lea: Seguros del agro, un buen negocio pendiente de cultivar y cosechar

Portafolio entrevistó a Miguel Arango, especialista senior de la Dirección de Desarrollo Productivo y Financiero del CAF, sobre el proyecto que está gestionando el banco para mejorar la gestión de riesgos en el sector rural colombiano y el uso del seguro agropecuario. 

¿En qué consiste la gestión de riesgos agropecuarios?

Se trata de cómo deben los productores y cultivadores enfrentarse a los riesgos climáticos, fitosanitarios, de mercado y financieros, que son los más importantes dentro del sector. En la gestión uno tiene que identificar, asumir o transferir. Para identificar los riesgos se deben analizar las vulnerabilidades y amenazas, las características del suelo, es decir la oferta agroclimática, y también lo que el cultivo demanda. Después, hay que asumir estas amenazas con el paquete tecnológico con el que se cuente. Aún así existen riesgos que no dependen del productor sino del clima o los precios internacionales, la sanidad animal o vegetal. Para estos existen mecanismos de transferencia de riesgos como el seguro agropecuario. 

(Lea: 'El campo debe asegurarse': dice Gobierno a productores

En el Estado, la gestión de riesgos se traduce en implementar una política a nivel local y regional que asegure que los agricultores cuentan con los instrumentos e instituciones necesarios. Por ejemplo, para enfrentar el problema climático se necesita una entidad como el Ideam que genere los datos del clima, para gestionar el riesgo fitosanitario se acude al ICA o para saber la clase del suelo se consulta a la UPRA; esa información es un bien público. 

¿Cuáles son las clases de seguros agropecuarios?

Uno quiere tener un seguro agropecuario porque sabe que probablemente tendrá problemas de cantidad, calidad o precio que disminuyen la rentabilidad. Los servicios financieros para transferir estos riesgos corresponden a seguros comerciales. Lo que hace este seguro es que, ante pérdidas del 10 o 30% de la producción, restablece los flujos de ingresos. Te reembolsan la pérdida. Por otra parte, existen las pérdidas catastróficas que llevan a la quiebra. Este riesgo se puede gestionar con un seguro catastrófico que normalmente es contratado por el Estado y que permite resarcir lo ocurrido y transferir el riesgo al sector asegurador. Se diferencia del comercial porque no reconoce como tal la pérdida que puede ser para estos casos de más del 40%, sino que ayuda a mitigar la situación de otras formas. 

¿Cómo funciona el seguro?

Cuando se trata del seguro agropecuario a la compañía se le exigen unos conocimientos y experticia particular. Esto no es como el seguro de vida, que se determina a partir de una tabla de mortalidad. Si yo le digo a una empresa asegúreme este maíz, esta debe preguntarse: ¿qué maíz? ¿Es del primer semestre o del segundo? ¿Es en Boyacá o en la costa? ¿Es negocio empresarial o familiar? Cada cultivo o producto tiene características especiales y demanda del suelo elementos específicos. 

La aseguradora debe saber esto. En Colombia hay aproximadamente cinco compañías que ofrecen el ramo de seguro agropecuario. Hay una grande extranjera que tiene experiencia internacional y ocupa el 80% del mercado. 

¿Qué está trabajando el CAF?

En Colombia hemos hecho promoción y revisión desde hace seis años de lo que se considera la gestión del riesgo. En este proceso hemos apoyado el fortalecimiento de Finagro, el Ministerio de Agricultura y la UPRA, que son las tres entidades líderes en la materia. Asimismo, estuvimos estudiando siete cultivos con seguro agropecuario para conocer qué características tenían, si funcionaba o no la póliza y dónde se podía mejorar.

Los seguros agropecuarios en Colombia son muy pocos, tenemos mucho espacio para crecer, pero para poder hacerlo necesitamos organizar el sistema de información. Es decir, que las instituciones a las que les corresponde la gestión de riesgos (Agrosavia, Upra, Finagro, Ica, Ideam, Dane etcétera) se coordinen y aporten.

¿Cómo lograr esa coordinación?

El proyecto que viene desarrollando el CAF consta de cuatro etapas: i) conceptualización, ii) diseño o ingeniería del detalle del sistema de información para la gestión de riesgos agropecuarios (Sigra), iii) su implementación y iv) en paralelo, el fortalecimiento a la demanda y la oferta, es decir, la capacitación en gestión de riesgos y seguro agropecuario a los cultivadores, productores, sector público y empresas aseguradoras. Empezamos apenas hace seis meses a trabajar en la conceptualización y el diseño del SIGRA, el proyecto está pensado para tres años. 

La primera etapa de conceptualización se desarrolló con recursos del CAF y el resto cuenta con financiación del Fondo de Prosperidad Británico. Estamos metidos tanto en saber dónde está la información y qué características tienen los datos, como en conocer si las entidades del sector tienen la capacidad de montar y administrar el Sigra. 

Fuente: https://bit.ly/2p4KCoT

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