domingo, 6 de marzo de 2016


El valor agregado en el agro aún está biche



La inflación del país pasó del trote al galope; de ahí que el Gobierno nacional busque mecanismos para que, de nuevo, su comportamiento sea paso a paso.

Una de las medidas fue bajar a cero los aranceles que pagan ciertos productos por entrar al mercado nacional.

Fueron cobijados con esa medida ajo, fríjol, lenteja y aceites vegetales y grasas. Casi entran la carne de pollo y el arroz.

Para sectores como el palmero, y en su momento también lo señalaron los arroceros y avicultores (al final no fueron cobijados), con esa determinación estatal se protege las importaciones y golpea al valor agregado nacional, que es sustancial para la dinámica económica del sector agropecuario y eje en cuanto al fortalecimiento del empleo formal en el campo.

¿Que tan avanzada está Colombia en valor agregado en el campo?

De acuerdo con Heliodoro Campos Castillo, gerente de la Federación Nacional de Tabaco, Fedetabaco, la transformación de la hoja de tabaco en manos de los campesinos solo llega hasta el proceso de poscosecha, que involucra el trabajo que se hace en los hornos, caneyes y clasificación.

De ahí en adelante, todo el proceso es industrial, es decir, sin la vinculación del productor, como lo son el desvenado, el picado y las ligas para confección de los cigarrillos, producto final.

El campesino vende la materia prima sin transformarla, labor que hace la industria.

Campos Castillo estima que hay que tener en cuenta que el tabaco es un producto lleno de particularidades, porque cada hoja de tabaco, incluso su posición en la planta y la variedad, determina para qué marca de cigarrillos se dirige.

"Hay experiencias en Argentina, donde una cooperativa le entrega a la industria el tabaco picado, proceso que lleva más de 50 años y, además, es supercostoso. En Colombia, esa experiencia es casi imposible de lograr, por lo complejo y cerrado del mercado. En el país, se le vende a Protabaco o Coltabaco, no hay otra alternativa", agregó.

Diferencia abismal

Para Óscar Gutiérrez Reyes, directivo nacional de Dignidad Cafetera, cuando se miran los valores del café verde que venden los productores colombianos frente al que llega a los anaqueles de las grandes cadenas mundiales (llevan valor agregado), la diferecia podría decirse que es abismal.

Según el directivo, el cafetero del país recibe un valor mínimo, puesto que las experiencias de trillado, tostado, molido, liofilizar o soluvizado solo están dirigidas al consumo interno.

"Hay una parte muy pequeña de exportación de café descafeinado, del resto, prácticamente no hay valor agregado", afirmó.

"Y no lo hay, porque Estados Unidos y una parte grande de Europa y otras naciones no aceptan cafés solubles, instantáneos y listos para llegar a la estantería del consumidor. Ellos sí saben cuánto vale agregar ese valor (empaque, estampilla, caja de cartón y marquilla, entre otros). Son miles de empleos los que se genera alrededor de la transformación de cafés verdes, como lo exportamos, a cafés listos para el consumo", afirmó.

Gutiérrez Reyes dijo que una libra de café verde en Colombia vale US$1,17, mientras que transformada para consumo puede estar entre US$8 y US$10, y en cafés listos su valor es 10 veces mayor.

"Y qué decir de cuando ese café está puesto en tasa; la diferencia es bárbara, porque un café de esos (tinto) puede valer US$10, un negocio que manejan las tiendas especializadas del café en el mundo. Nunca se pudo enviar café procesado a los Estados Unidos, no lo aceptaron, ni siquiera con los TLC firmados", agregó.

Empresa asociativa

En concepto de Víctor Hugo Morales Núñez, gerente de Agronegocios y Proyectos Ltda., AG&P, en el país es muy poco lo que se está haciendo en términos de valor agregado después de la poscosecha.

Estimó que en materia de desarrollo y de investigación en el sector agrolimentario, ni siquiera se cuenta para adelantarlo, lo cual es la primera limitación.

"En valor agregado para frutales y cacao, el atraso es enorme, y muestra de lo anterior es que la comercialización no ha cambiado desde hace un siglo", agregó.

Morales Núñez indicó que caso contrario ocurre con la globalización de los mercados, pues vemos en nuestros supermercados productos extranjeros con un alto valor agregado.

"Fedecacao regala al agricultor dos cajones y un techo para que haga el beneficio, pero por qué en cambio no se incentiva a que cree empresas y se levantan centrales de beneficios asociativos para que manejen cacaos de calidades homogéneas, en estándares internacionales, economías de escala y, así, poder entrar a los mercados externos, al menos, con un producto en pepa", aseveró.

En su concepto, sería lo mínimo que se podría hacer en pos de un mejor precio del grano.

Carne transformada

Según los expertos, el producto del sector agropecuario que Colombia puede colocar en el mercado externo con valor agregado es la carne.

Ya se tiene la infraestructura para su transformación, y los bovinos que se llevan a sacrificio son de alta calidad, lo que permite cortes especiales, los cuales se venden en los mercados exigentes.

Según Augusto Beltrán Segrera, secretario Técnico del Fondo de Estabilización de Precios de Fedegán, exportar animales en pie no tiene lógica económica.

"De un novillo de 500 kilos, el 52% termina en carne en canal y el resto son subproductos, y cuando se deshuesa ese canal, solo un 70% de carne se puede transformar", agregó.

El 65% de ese ejemplar lo representan cuero, patas, vísceras, cuernos, huesos y cascos, entre otros subproductos, que, a su vez, son materia prima para otras industrias, lo que permite dinámica de empleo. Para el directivo, la carne debe salir al mercado externo empacada al vacío, refrigerada o congelada. 
 

Integración hacia adelante

La Federación Nacional de Arroceros, Fedearroz, ofrece a los agricultores "la oferta de valor", ya que tiene toda la cadena de producción: genética para concebir las variedades de arroz, producción de la semilla, fabricación de agroquímicos genéricos, créditos para productores y hoy entra al campo de la comercialización, una integración hacia adelante, con la puesta en marcha de un molino agroindustrial.

De acuerdo con Rafael Hernández Lozano, gerente de Fedearroz, ese valor agregado conlleva a bajar los costos e incrementar los rendimientos.

"No todos los productores del país tienen la posibilidad de agregar valor a su producto, porque para poder hacerlo necesitan complementar su cadena, llámese comercialización o tecnología", agregó.

En su concepto, se necesita el apoyo estatal en infraestructura, créditos y cadenas de fríos, entre otros; de ahí que el Estado se vaya por el lado más fácil, como lo es la importación de alimentos. "Un minifundista no puede hacer nada, si no tiene el respaldo fuerte de un gremio o del Estado", aseveró.

Hernández Lozano estimó que debe existir por parte del Gobierno una planeación o política que estimule la oferta del valor agregado, como por ejemplo, comercialización, procesamiento de los productos o eliminación de los intermediarios.

Fuente: http://bit.ly/21fSY70

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