En Colombia, según el Censo Nacional Agropecuario, cerca de 83% de los productores no tienen construcciones, como por ejemplo sistemas de riego, para la producción agropecuaria. La Universidad Nacional Sede Medellín se encuentra trabajando en el diseño de 51 infraestructuras de ese tipo para llevarlas a diferentes puntos del país.
Se trata de un proyecto a cargo de la Facultad de Ciencias Agraria de la universidad, que se inició en 2015 con la convocatoria del Instituto Colombiano de Desarrollo Rural, Incoder, hoy en liquidación. La ejecución de las obras ahora es tarea de la recién creada Agencia de Desarrollo Rural. El objetivo es diseñar los sistemas para pequeños cultivadores que afrontan la pérdida de cosechas debido a la falta de riego.
La infraestructura, cada proyecto con una inversión de entre $180 millones y $200 millones, impactará a no menos de 20.000 hectáreas cultivables. "Son modelos diferentes, debido a las condiciones del terreno, la distancia de la fuente de captación hídrica, la ubicación de las tierras y el tipo de cultivos", aseguró la universidad en un comunicado.
Para llevar a cabo la labor, los expertos viajaron a lugares como el corregimiento El Salao, de Carmen de Bolívar, donde se cultiva tabaco, ñame, yuca y plátano, entre otros productos. "Tuvimos que 'trochar' mucho, porque no teníamos contacto con los agricultores", aseguró el profesor Carlos Alfredo Salazar Molina. También, llegaron hasta Córdoba, en el Quindío, donde las comunidades viven del banano, mora, aguacate y café.
"Este nuevo enfoque gubernamental apoyaría a la población agraria, si se tiene en cuenta que en el esquema anterior los agricultores debían contratar los estudios y, posteriormente, gestionar los recursos con el Incoder", comunicó la universidad. "El mayor obstáculo para que la mayoría de pequeños agricultores cuente con esta herramienta es que, por lo general, resulta más costosa que el valor del terreno".
De acuerdo con Salazar, un sistema de riego pequeño puede costar entre $30 millones y $35 millones por hectárea, porque la fuente hídrica está muy lejos de los predios y la construcción se basa en tuberías de PVC. El valor de una hectárea, por su parte, puede oscilar entre $15 millones y $20 millones. "De ahí que, sin ayuda del Gobierno, no podrían contar con esta importante herramienta", asegura la Universidad Nacional.
El trabajo de campo implica revisar la infraestructura vial, las áreas de cultivo, las posibles fuentes de captación hídrica, análisis de suelos, el inventario de los cultivos, la climatología y trámites como el permiso de la respectiva corporación autónoma regional para la captación de agua. Hasta el momento, según el profesor Salazar, hay 14 proyectos iniciales en etapa de socialización con las comunidades y otros 28 avanzan en el diseño final.