A días de que el Ministro de Agricultura, una vez cerrado el capítulo del reciente brote de aftosa, deje su cartera y se vaya para el partido de la U o para su casa, conviene hacer una reflexión sobre temas críticos de su gestión y enviar un mensaje a quien lo suceda.
Tenacidad es una buena palabra para definir a Aurelio Iragorri. Su obstinación y constancia caracterizaron sus actuaciones para desarrollar iniciativas como Colombia Siembra, el incremento sustancial en el crédito agropecuario, la admisibilidad de más de 40 productos en mercados internacionales y una mayor cobertura del programa de vivienda de interés social rural, entre otros. Sin duda alguna, el Ministro Iragorri le metió el hombro al sector agropecuario.
(Lea: Aumentan los temores por el poco relevo generacional en el campo)
Ahora bien, esa tenacidad no fue suficiente para encontrar una solución de largo plazo a asuntos tan complejos como el problema de los productores de leche y arroz. En el caso de la leche, este Ministro, al igual que sus antecesores, priorizaron buscar solución al problema vía precio y no en generar mecanismos para la integración hacia adelante de los productores. Ojalá antes de que se vaya, o cuando llegue quien lo suceda, el Ministerio convoque a todos los actores a discutir y encontrar un consenso frente al proyecto de resolución de exportación de excedentes, así como a construir una solución al problema estructural de la leche en Colombia.
(Lea: Seguros del agro, un buen negocio pendiente de cultivar y cosechar)
En el caso del arroz, el resultado de Colombia Siembra, en un mercado de pocos compradores y muchos productores sin integración hacia adelante, arroja un resultado desafortunado para los cultivadores. Ojalá a su sucesor sí le alcance el tiempo para diseñar e implementar mecanismos que promuevan dicha integración en arroz. La experiencia de la avicultura, la palma y el programa Amtec de Fedearroz son ejemplos a tener en cuenta.
El Ministro dejó ver su tenacidad en la discusión del inconcluso tema de tierras a la luz de la implementación del acuerdo con las Farc. En este asunto, siempre escuchó y entendió, junto con los integrantes de su equipo, los argumentos técnicos de los productores a través de los gremios y se dio la pela en el marco de la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación del Acuerdo de Paz (Csivi), tanto con los otros representantes del gobierno como con los de las Farc, para que los textos jurídicos no fueran una copia de los computadores de Iván Márquez y Pastor Alape. El Ministro Iragorri puso toda la carne en el asador, y gracias a él y a la visión jurídica de la Presidencia de la República, el Decreto Ley 902 no resultó lesivo para el sector agropecuario.
Sin embargo, la seguridad jurídica de la propiedad rural quedará en punta hasta que veamos radicado y aprobado en el Congreso de la República el texto final de la Ley de Tierras, que antes debe pasar por consulta previa; y nada raro, aun cuando creemos que es innecesario, que por el filtro de la Csivi. El Gobierno y el Ministro en particular conocen muy bien las líneas rojas de la seguridad jurídica de la ruralidad y confiamos en que por más polémicos que sean los temas, cumplirán su palabra. Los argumentos jurídicos ya fueron discutidos y solo quedan decisiones políticas.
En cuanto a Colombia Siembra, y como el mismo Ministro lo dijo, le faltó Colombia Compra. Para la SAC, el complemento de Colombia Siembra no es un programa asistencialista que garantice la comercialización de los productos agropecuarios. Lo que esperamos, y en lo que los gremios están trabajando, es que nuestro país no fije la suerte del sector en el crecimiento de la oferta sino en la rentabilidad de lo que vende.
En nuestra opinión, Colombia Compra debe ser un programa de transferencia de conocimiento e incentivo al crédito, entre otros, para que los productores produzcan lo que tiene mercado, profundicen sus canales de comercialización llegando al consumidor final, se conviertan en verdaderos empresarios del campo, y no se queden, como ocurre a menudo, produciendo lo que da la tierrita y esperando que pase un camión para comercializar su gran esfuerzo.
En exportaciones, satisfactorio ver que el Ministro y su equipo hayan logrado la admisibilidad de más de 40 productos del sector a los mercados internacionales. Pero ahora corresponde, parodiando una frase de Iragorri, pasar de la "papeleadera a la exportadera".
Sin duda alguna, el esfuerzo principal reside en los productores, y desde los gremios estaremos impulsando la empresarización para la exportación, la generación de valor agregado y el conocimiento de los mercados internacionales, para que esa admisibilidad se convierta en realidad exportadora. Aquí el rol del nuevo Ministro será fundamental para que en asocio con la nueva Ministra de Comercio, que ha demostrado total interés y compromiso en este tema, hagamos causa común para el beneficio del campo.
En cuanto a la parafiscalidad, esta herramienta fundamental para el desarrollo sectorial se vio amenazada por algunas iniciativas de fast-track que pretendían darle uso diferente al que contempla la Ley; pero el Ministro Iragorri supo frenarlas. Ahora bien, la institucionalidad parafiscal y el ambiente pugnaz que rodea la discusión sobre la ganadería no le hace bien a nadie. Ojalá el próximo Ministro y la gremialidad ganadera inicien de ceros una discusión constructiva por una ganadería fortalecida.
Finalmente, la despolitización de la institucionalidad. La representatividad partidista no puede ser excusa para que los puestos técnicos sean botín de burocracia política. En año electoral y en medio del debate político como pocas veces habíamos visto en Colombia, instituciones como el ICA deben protegerse y garantizar su nivel técnico. Reto mayor para el nuevo Ministro de Agricultura.
¡Buena suerte Aurelio y bienvenido el que ponga Santos!
Tenacidad es una buena palabra para definir a Aurelio Iragorri. Su obstinación y constancia caracterizaron sus actuaciones para desarrollar iniciativas como Colombia Siembra, el incremento sustancial en el crédito agropecuario, la admisibilidad de más de 40 productos en mercados internacionales y una mayor cobertura del programa de vivienda de interés social rural, entre otros. Sin duda alguna, el Ministro Iragorri le metió el hombro al sector agropecuario.
(Lea: Aumentan los temores por el poco relevo generacional en el campo)
Ahora bien, esa tenacidad no fue suficiente para encontrar una solución de largo plazo a asuntos tan complejos como el problema de los productores de leche y arroz. En el caso de la leche, este Ministro, al igual que sus antecesores, priorizaron buscar solución al problema vía precio y no en generar mecanismos para la integración hacia adelante de los productores. Ojalá antes de que se vaya, o cuando llegue quien lo suceda, el Ministerio convoque a todos los actores a discutir y encontrar un consenso frente al proyecto de resolución de exportación de excedentes, así como a construir una solución al problema estructural de la leche en Colombia.
(Lea: Seguros del agro, un buen negocio pendiente de cultivar y cosechar)
En el caso del arroz, el resultado de Colombia Siembra, en un mercado de pocos compradores y muchos productores sin integración hacia adelante, arroja un resultado desafortunado para los cultivadores. Ojalá a su sucesor sí le alcance el tiempo para diseñar e implementar mecanismos que promuevan dicha integración en arroz. La experiencia de la avicultura, la palma y el programa Amtec de Fedearroz son ejemplos a tener en cuenta.
El Ministro dejó ver su tenacidad en la discusión del inconcluso tema de tierras a la luz de la implementación del acuerdo con las Farc. En este asunto, siempre escuchó y entendió, junto con los integrantes de su equipo, los argumentos técnicos de los productores a través de los gremios y se dio la pela en el marco de la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación a la Implementación del Acuerdo de Paz (Csivi), tanto con los otros representantes del gobierno como con los de las Farc, para que los textos jurídicos no fueran una copia de los computadores de Iván Márquez y Pastor Alape. El Ministro Iragorri puso toda la carne en el asador, y gracias a él y a la visión jurídica de la Presidencia de la República, el Decreto Ley 902 no resultó lesivo para el sector agropecuario.
Sin embargo, la seguridad jurídica de la propiedad rural quedará en punta hasta que veamos radicado y aprobado en el Congreso de la República el texto final de la Ley de Tierras, que antes debe pasar por consulta previa; y nada raro, aun cuando creemos que es innecesario, que por el filtro de la Csivi. El Gobierno y el Ministro en particular conocen muy bien las líneas rojas de la seguridad jurídica de la ruralidad y confiamos en que por más polémicos que sean los temas, cumplirán su palabra. Los argumentos jurídicos ya fueron discutidos y solo quedan decisiones políticas.
En cuanto a Colombia Siembra, y como el mismo Ministro lo dijo, le faltó Colombia Compra. Para la SAC, el complemento de Colombia Siembra no es un programa asistencialista que garantice la comercialización de los productos agropecuarios. Lo que esperamos, y en lo que los gremios están trabajando, es que nuestro país no fije la suerte del sector en el crecimiento de la oferta sino en la rentabilidad de lo que vende.
En nuestra opinión, Colombia Compra debe ser un programa de transferencia de conocimiento e incentivo al crédito, entre otros, para que los productores produzcan lo que tiene mercado, profundicen sus canales de comercialización llegando al consumidor final, se conviertan en verdaderos empresarios del campo, y no se queden, como ocurre a menudo, produciendo lo que da la tierrita y esperando que pase un camión para comercializar su gran esfuerzo.
En exportaciones, satisfactorio ver que el Ministro y su equipo hayan logrado la admisibilidad de más de 40 productos del sector a los mercados internacionales. Pero ahora corresponde, parodiando una frase de Iragorri, pasar de la "papeleadera a la exportadera".
Sin duda alguna, el esfuerzo principal reside en los productores, y desde los gremios estaremos impulsando la empresarización para la exportación, la generación de valor agregado y el conocimiento de los mercados internacionales, para que esa admisibilidad se convierta en realidad exportadora. Aquí el rol del nuevo Ministro será fundamental para que en asocio con la nueva Ministra de Comercio, que ha demostrado total interés y compromiso en este tema, hagamos causa común para el beneficio del campo.
En cuanto a la parafiscalidad, esta herramienta fundamental para el desarrollo sectorial se vio amenazada por algunas iniciativas de fast-track que pretendían darle uso diferente al que contempla la Ley; pero el Ministro Iragorri supo frenarlas. Ahora bien, la institucionalidad parafiscal y el ambiente pugnaz que rodea la discusión sobre la ganadería no le hace bien a nadie. Ojalá el próximo Ministro y la gremialidad ganadera inicien de ceros una discusión constructiva por una ganadería fortalecida.
Finalmente, la despolitización de la institucionalidad. La representatividad partidista no puede ser excusa para que los puestos técnicos sean botín de burocracia política. En año electoral y en medio del debate político como pocas veces habíamos visto en Colombia, instituciones como el ICA deben protegerse y garantizar su nivel técnico. Reto mayor para el nuevo Ministro de Agricultura.
¡Buena suerte Aurelio y bienvenido el que ponga Santos!
Fuente: http://bit.ly/2gKo5Nk