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Es una lástima que la promoción de la revocatoria de mandatos se haga por pura politiquería, y no por razones fundadas en el incumplimiento objetivo y racional del programa de gobierno de los elegidos.
La promoción que se hace por redes sociales de la revocatoria del mandato de Santos obedece a cierta rabia uribista porque al presidente se le concedió el Premio Nobel de Paz y porque logró lo que nadie había podido hacer lo que Santos hizo: terminar con el conflicto armado en Colombia.
En el caso del Quindío, la revocatoria que está impulsando un comité liderado por el excandidato del Centro Democrático a la asamblea departamental Carlos López, tiene un tufillo de politiquería y revanchismo. López fue uno de los más enconados amigos de la candidatura del gobernador Osorio Buriticá, por encima, incluso, de directivas nacionales de su partido que ordenaron no apoyar esa opción en este departamento.
Cuando terminó la campaña y salió elegido el cura como gobernador, López aspiró a ser tenido en el gabinete del nuevo gobierno, primero como secretario de Agricultura y después en algún otro cargo menos relevante que tuviera que ver con el agro. No fue así. Y su oposición se conoce desde entonces, no ahora.
Para nadie es un secreto que López tiene intereses políticos, canalizados inicialmente a través del Centro Democrático, partido al que también renunció, pues sus aspiraciones están ahora mucho más cerca a otro partido, según lo ha manifestado en varias reuniones privadas. Se nos antoja que lo de López es una actitud revanchista, por un lado, y por el otro una rueda suelta que busca publicidad, ganar adeptos para su próxima campaña, mostrándose en los medios de comunicación.
En sus declaraciones hay muchas imprecisiones, como que el Producto Interno Bruto departamental depende en un 99% del sector agropecuario. Lo dice para tratar de explicar que este gobierno ha incumplido sus promesas a los campesinos. Nada más mentiroso, pues desconoce en verdad sobre cómo está integrado el PIB regional.
Para su información y para aclaración al público en general, les contamos que la última medición del PIB regional Quindío se hizo en 2015 y los resultados fueron los siguientes: El sector conformado por la agricultura, la caza, la silvicultura, la ganadería y la pesca representó el 21,4% del total del PIB, no el 99% que quiere hacernos creer el señor López. Los servicios sociales, comunales y personales se ubicaron en el segundo lugar, con un 14 % del producto, mientras que el renglón del comercio, los hoteles y los restaurantes sumó el 10,4% de la producción económica del Quindío.
Los otros dos sectores representativos para las cuentas departamentales fueron servicios financieros, seguros, actividades inmobiliarias que alcanzaron el 8,8% y la construcción que aportó el 7,2 %. Un poco más rezagados se ubicaron transporte y comunicaciones con 5,02% y la industria manufacturera con 4,2 %.
¿Que el gobernador no ha hecho nada para el sector agropecuario? Eso no es cierto. Es necesario analizar objetivamente las variables con las que se encontró el mandatario. Una de ellas, la falta casi absoluta y total de recursos. Sin dinero, lo que se ha hecho es buscar alternativas de financiación nacional e internacional. La primera, con la creación de los Centros Agrícolas Rurales para la Paz —CarPaz—, que funcionarán en siete municipios inicialmente, este año 2017; y la segunda con la búsqueda de empresarios israelíes, expertos en el agro, para que orienten la producción agropecuario en las montañas del Quindío.
Es necesario esperar este año, para que los planes se pongan en marcha. Paciencia y perseverancia, son dos elementos fundamentales para ver los resultados en el agro.
No es bueno para el desarrollo del país y de los departamentos y municipios proponer revocatorias alocadas, politiqueras y revanchistas, sin antes mirar el fondo de los asuntos en los gobiernos, que, definitivamente, no se pueden medir en un solo año.
Fuente: http://bit.ly/2j35dWM
